Título: Corazones desangelados
Autor: Leticia Meroño Catalina
Año de publicación: 2016
Nº de páginas: 122
Leticia Meroño Catalina (1981) es una escritora madrileña que edita por cuenta propia. En sus obras, escoge las palabras con enorme esmero. Al lector siempre le proyecta una sensación anímica rayana al desamparo, debido a la emotividad con que aborda sus temas. De nuestros contemporáneos, Leticia Meroño es una de las autoras que más me agradan. En mi haber, cuento ya con cuatro obras suyas leídas: Más allá del camino II (2015), un libro de relatos que, en conjunto, son el germen de su obra posterior; La muchacha que se hizo libro (2017), una novela donde el pasado y sus obsesiones, y la lectura, quedan expuestos con enorme sensibilidad; Conversando con un ángel (2018), novela corta gótica que nos habla de la soledad y en la que la realidad del día a día se confunde con otro tipo de realidad; y este libro que ahora nos ocupa.
La estructura de Corazones desangelados es la siguiente: hay 109 poemas y microrrelatos, todos sin título y clasificados con números romanos. Al final del libro hay un relato con título: El poemario: es la pieza que hace 110 (el número total del libro), y la más extensa de todas ellas.
La poesía y los microrrelatos requieren de un ritmo de lectura distinto al de la narrativa. Se ha de hacer con lentitud, porque con pocas palabras (si el autor es bueno) se nos transmiten muchas cosas y hay que realizar un esfuerzo para darle a todo eso una idea de conjunto en la mente (a veces esa idea es conceptual, según sea el poema).
Los poemas de Leticia Meroño a menudo son suaves, sometidos a palabras que los adormecen, proyectando anhelo y nostalgia ante lo irrecuperable del momento vivido. Voy a poner como ejemplo el poema XLV, para diseccionarlo un poco. Con él, el posible lector se puede hacer una idea del contenido del libro.
Al amanecer entonó su canto,
su plumaje verde aleteó,
se posó sobre tu ventana
y tarareó una canción.
Tú amaneces cansado,
su sonido tan solo te enerva
y en un brusco movimiento
al pajarillo alejas.
¿No te das cuenta, agaporni,
que su canción es de amor?